La adolescencia es ese período fugaz de la vida del cual los padres no sabemos mucho y vivimos casi como una enfermedad que hay que pasar. Dura de los 12 a los 18 años y en esa etapa nuestros hijos se vuelven y nos vuelven locos. Aunque a veces es así, no estoy del todo de acuerdo.
Mi hijo Daniel, que a pesar de que tiene muchos pájaros en la cabeza conserva desde bebé ese carácter "juicioso" que me decían las colombianas que le cuidaban en Aguamarina (su primera guarde), me recomendó que no me apuntara: "Mamá a ti eso no te hace falta". Pudiera ser. A veces Daniel da sabios consejos.
El caso es que acudí a la primera reunión, quizá porque sí es cierto que hay ocasiones en las que me siento más perdida que un pulpo en un garaje y necesito una especie de brújula. Llegué la primera. Poco a poco fueron llegando madres con M, todas, hasta que llegamos a ser unas ocho. A algunas las conocía del antiguo colegio de mis hijos. El moderador sí que era un hombre, psicólogo o profesor, supongo. No nos dijo.
Me di cuenta según íbamos hablando de que a ninguno de nuestros hijos les pasaba nada grave y que quizá le estábamos dando demasiada importancia a algo que no la tiene, y si la tuviera, ¿por qué pasar dos horas de una tarde hablando DE nuestros hijos en vez de quedarnos en casa y hablar CON ellos?
Me dio por imaginar que bien podríamos estar las ocho en una reunión de tuppersex. Nunca he estado en ninguna, pero por lo visto son muy divertidas: la reunión se ha de organizar en casa de una anfitriona y lo deseable es que asistan de ocho a diez personas. Éramos el número perfecto.
Las bolas chinas y los ligueros se empezaron a mezclar con las características de la primera adolescencia, las tendencias relacionales y el e-mail para la comunicación con los polvos comestibles y los vibradores... yo me preguntaba que demonios hacía allí si al día siguiente mi hijo tenía un examen de matemáticas. Probablemente me lo encontrara a la vuelta viendo la televisión... Da igual, ya es mayor, el examen lo tiene que preparar él, me dije ¿Qué hacer? ¿escuela de padres o tuppersex?
Bromas aparte, puede que asista a la siguiente reunión; quizá me aporte algo de luz en la ardua tarea de educar a mis hijos y de paso puede que me anime también a hacer una proposición picante a mis compañeras de curso... Estoy organizando una reunión de artículos eróticos, chicas ¿quién se apunta?
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